La
desigualdad económica es uno de los grandes desafíos del siglo XXI, y en el contexto de la globalización, este problema ha adquirido nuevas dimensiones. En su obra
"Desigualdad mundial: un nuevo enfoque para la era de la globalización", el economista Branko Milanovic profundiza en los patrones, causas y posibles soluciones para entender la creciente brecha entre ricos y pobres a nivel global. Este libro no solo expone el panorama actual de la desigualdad, sino que también invita a reflexionar sobre cómo las fuerzas de la
globalización y la tecnología moldean el destino de las sociedades.
El análisis central: desigualdad global en dos niveles
Milanovic estructura su análisis en dos grandes dimensiones:
La desigualdad entre países: Es decir, las diferencias de ingresos promedio entre naciones ricas y pobres. La globalización ha reducido esta brecha en cierta medida, principalmente debido al rápido crecimiento económico de países como China, India y otros mercados emergentes. Sin embargo, muchas regiones, como África subsahariana, siguen rezagadas, lo que perpetúa la desigualdad estructural a nivel global.
La desigualdad dentro de los países: En contraste con la mejora relativa entre naciones, dentro de muchos países, especialmente en economías avanzadas, la desigualdad ha aumentado significativamente. Esto se debe en parte a la concentración de riqueza en manos de un pequeño grupo de personas y al estancamiento de los ingresos de las clases trabajadoras.
Milanovic utiliza el célebre “gráfico del elefante” para ilustrar cómo la globalización ha impactado a distintos grupos económicos. El gráfico muestra que las clases medias de países en desarrollo han experimentado un crecimiento notable en sus ingresos, mientras que las clases medias-bajas de los países desarrollados han quedado rezagadas. Por otro lado, el 1% más rico del mundo ha capturado una gran parte de los beneficios de la globalización.
La segunda curva de Kuznets: un nuevo marco teórico
En su análisis, Milanovic retoma la clásica curva de Kuznets, que plantea que la desigualdad aumenta en las primeras etapas del desarrollo económico para luego disminuir a medida que las sociedades alcanzan niveles más altos de ingresos y equidad. Sin embargo, Milanovic introduce una perspectiva moderna: argumenta que estamos en una "segunda curva de Kuznets", impulsada por la globalización y los avances tecnológicos.
En esta nueva fase, los beneficios del progreso económico no se distribuyen equitativamente. Por ejemplo, las
tecnologías disruptivas y la deslocalización de empleos han concentrado la riqueza en las élites urbanas y tecnológicas, dejando a muchas comunidades en una situación de vulnerabilidad económica. Esto ha generado tensiones sociales y políticas en países de alto ingreso, exacerbando fenómenos como el
populismo y la polarización.
Factores clave de la desigualdad global
Milanovic señala tres fuerzas principales que han moldeado la desigualdad en la era de la globalización:
- La tecnología: Mientras que las innovaciones tecnológicas han impulsado la productividad, también han favorecido a los trabajadores altamente calificados, ampliando la brecha con aquellos en empleos menos especializados.
- El comercio internacional: La integración de economías en mercados globales ha beneficiado a países con costos laborales más bajos, mientras que ha debilitado a sectores tradicionales en economías avanzadas.
- La movilidad del capital: La facilidad con la que el capital puede moverse a través de fronteras ha incrementado la competencia fiscal entre países, erosionando la capacidad de los estados para redistribuir riqueza.
Soluciones y propuestas de Milanovic
A lo largo del libro, Milanovic no se limita a describir el problema, sino que también explora posibles soluciones. Entre las propuestas destacan:

- Impuestos globales progresivos: Crear sistemas fiscales que graven de manera más efectiva a los más ricos y redistribuyan los recursos de manera equitativa.
- Inversión en capital humano: Garantizar el acceso universal a la educación y la salud para reducir las barreras estructurales que perpetúan la desigualdad.
- Mejor regulación del capitalismo global: Implementar políticas que limiten los excesos del mercado y fomenten un crecimiento inclusivo.
- Movilidad global: Milanovic plantea que la migración puede ser una herramienta poderosa para reducir la desigualdad, siempre que se gestione de manera justa y sostenible.
¿Globalización o “globalismo más humano”?
Milanovic sugiere que la globalización, aunque irreversible, debe transformarse en un “globalismo más humano”. Esto significa encontrar un equilibrio entre los beneficios económicos de la integración global y las necesidades de equidad social. Este enfoque requiere una gobernanza internacional más robusta y un compromiso político para garantizar que nadie quede atrás en el proceso.
Reflexión final: un llamado a la acción
"Desigualdad mundial: un nuevo enfoque para la era de la globalización" no solo es un diagnóstico detallado de los problemas de la desigualdad, sino también una guía para comprender sus dinámicas y buscar soluciones. Milanovic nos recuerda que la desigualdad no es una consecuencia inevitable de la globalización, sino el resultado de decisiones políticas y económicas que pueden ser reconfiguradas.
En un mundo donde los conflictos sociales y económicos están profundamente vinculados a la desigualdad, esta obra nos desafía a repensar cómo diseñamos políticas públicas que promuevan un desarrollo más equitativo. La pregunta no es si podemos detener la globalización, sino si somos capaces de gestionarla para que beneficie a la mayoría, y no solo a unos pocos.
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